Andábamos buscando no sé qué cosa por el despacho de uno de nuestros amores, cuando de repente reparamos en algo sorprendente; entre la colección de relojes del susodicho había dos repetidos. -"¿Cómo puede ser que tengas DOS IGUALES y no nos hayas dicho nada?" Pobre hombre, sin comerlo ni beberlo casi entona el "mea culpa" y encima, y delante de sus narices, nos llevamos uno para el taller.
En realidad se trata de una caja de madera que, hace tiempo, servía de contenedor a una marca de whisky, de ahí que hubiera más de una. Le dimos muchas vueltas a ver cómo lo transformábamos, hasta que la inspiración nos llegó del norte. Con pintura a la tiza blanca cubrimos todo.
Colocamos cinta de carrocero en sitios estratégicos...
... y seguimos pintando, esta vez con color.
¿No os habíamos dicho algo del norte? Pues sí, esta vez hemos cambiado completamente de registro y hemos probado con las líneas rectas, los toques de color intenso...
... y algo de geometría.
¡Y mira tú que nos ha gustado!
En serio que hemos intentado devolverla a su lugar de origen... Pero le han salido muchos novios y, con el beneplácito de su anterior dueño, ha cambiado de hogar y de estantería. Ahora solo falta buscarle una pila a ese reloj, ¡que siempre marca la misma hora!
Nos vamos a casa de Marcela y sus findes frugales con nuestro nórdico, a ver qué impresión causa. Y, sobre todo, para sorprendernos y aprender con las propuestas de nuestr@s compañer@s.
¡Qué paséis un estupendo fin de semana!