Hoy toca cine, sí. Aunque no nos vamos a referir a la hilarante película de los hermanos Marx, no. Y es que hace unos días hablábamos de que nos hubiera gustado sentirnos, en algún momento de nuestra vida, como Pretty Woman, mimada hasta la saciedad y sacada del arroyo. Esto último nos alegramos de no tener que haberlo vivido, claro, pero lo de entrar en una tienda y que te hagan la pelota porque saben que te vas a llevar el manso, es algo que estaría muy bien. Y que te lleven en avión privado a la ópera, por supuesto a La Traviata, y decir sin pudor al final de la representación...."¡Por poco me micciono en la ropa interior!". Y es que Vivian tenía arte "pa eso y pa más", sólo hay que ver cómo cogía los binoculares en el palco teatral... ¿Recordáis la escena?
Nosotras no hemos vivido nada parecido, pero sí tenemos un ejemplo de esos pequeños y preciosos anteojos (préstamo -para esta instantánea- del coleccionista de arte y papá de una de nosotras) con los que hoy decoramos nuestros hogares.
Contadnos si alguna vez os habéis sentido así.... ¿Nos lee alguna "pretty woman" o algún "handsome man"?