Hoy queremos hablaros de algo muy español, como ya hicimos con el mantón de Manila... Nos referimos a la Mantilla. Y es que, aunque ya en desuso en la vestimenta de la mujer, aún quedan ciudades como Sevilla, en las que se mantiene por tradición.
Aunque
su origen parece provenir de la cultura íbera, y más tarde fuera la gente de la clase llana quien utilizaba la mantilla, fué en el siglo XIX cuando llegó a convertirse en tocado distinguido de la
mujer española. La Reina Isabel II, muy aficionada al
uso de tocados, encajes y diademas, popularizó su uso,
contagiando a todas las mujeres que la rodeaban.
Actualmente,
su uso ha quedado para fiestas religiosas, bodas, fallas o corridas de toros.... ¡Pero, y a esto queríamos llegar..., también para decorar nuestros hogares! Porque el encaje negro se deja caer por nuestras ventanas con total libertad, sobre todo los confeccionados con hilo fino con diseño rico y complejo: las llamadas mantillas de Chantilly, que deben su nombre a la región francesa donde, en principio, fueron elaborados estos encajes.
Se llama de blonda a la mantilla de encaje español, la cual se distingue de las de Chantilly porque lleva grandes motivos florales y unas ondas en el borde muy marcadas. Está tejida con dos tipos de hilo, uno brillante y otro mate para aumentar la sensación de relieve. El edredón de esta cama simula la mantilla de blonda. ¿Notáis la diferencia con la anterior? Aquella es bastante más etérea y delicada. Esta más rotunda y marcada.
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Y ¿qué os parece esta preciosa forma de forrar el respaldo de una silla? Nos encanta el contraste del fino tejido con las robustas rayas bicolor.
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Y aunque no se trata de una mantilla, porque no está tejido con hilo... ¿qué os parece este lavabo? Es otra forma, y muy original, de aplicar el encaje negro a nuestros hogares. En el enlace que aparece en "foto" podéis encontrar la firma que los crea y comercializa.
Otro día lo dedicaremos a las mantillas blancas.¿Os han gustado las ideas?