El verano pasado acudimos al concierto que dio en nuestra ciudad el cantante Luis Miguel. Somos, desde siempre, fans incondicionales del "Sol de México". Comentaros que el artista estuvo espectacular, como en sus mejores tiempos, con un vozarrón de quitar el "sentío", y en plena forma física... (¡qué guapo es, por favor!). Pero el momento estelar vino cuando, al grito de "¡mi mariachi!", salió al escenario la misma. ¡Madre mía, aquello fue la locura! No sabemos por qué nos tiran tanto estas orquestas y sus rancheras, pues, que sepamos, no corre sangre mexicana por nuestras venas, pero desde pequeñitas, los mariachis, (ahh!, y el personaje del Zorro), nos han entusiasmado. Hasta el punto de que una de nosotras viajó a México en su luna de miel. Y de allí mismo se trajo una manta típica del país, de algodón y, casi siempre, con rallas de vibrantes colores, llamada Sarape. La nuestra, en tonos pasteles, debe ser de las menos usuales, pero deja clara constancia de que el gusto por los colores suaves nos viene de lejos... Con pocos tejidos tan resistentes y polifacéticos nos hemos encontrado en nuestras vidas; en estos más de veinticinco años, ha hecho las veces de alfombra, de manta, mantel, y hasta lo hemos usado para proteger los muebles cuando los hemos trasladado en coche de un sitio a otro... ¡Y permanece inalterable! No nos extraña, pues, que la decoración haya caído rendida ante su versatilidad y calidad (se usan hasta para tapizar), y que estos sarapes estén más de moda que nunca.
Además, le dan un toque étnico, tan de actualidad, a la decoración. ¿Conocíais estos tejidos?
Nos tomamos este puente de vacaciones blogueriles. Esperamos que disfrutéis del final de semana, con puente o sin el. Nos vemos el lunes 5 de noviembre.