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viernes, 10 de septiembre de 2021

Del mar a la tierra...

Durante nuestras vacaciones también hemos sacado algo de tiempo para hacer pequeñas manualidades sin complicación, capaces de dar un aire diferente a rincones de nuestras casas. Mirad estos cuadros, sobre todo las láminas: completamente desvaído el color a causa de la luz...  Una de ellas posa sin el marco, una vez que tuvimos claro cómo íbamos a transformarlos.


Tomamos como soporte el cartón base sobre el que apoyaban los dibujos de las caracolas y, con las hojas de un libro viejo, hicimos un decoupage.


Hemos recurrido varias veces a las páginas envejecidas por el tiempo, pues nos gusta mucho el efecto que conseguimos.


El marco no se libra de un par de manos de pintura en un verde hoja muy suave.


Todos estos cambios vienen a acompañar a otro par de láminas, botánicas éstas, que, sin ser antiguas, llevan guardadas mas de una veintena de años; desde que las regalaran en alguna revista de decoración de las que antes devorábamos.


Del mar a la montaña, y de la cocina al salón...,


Nueva ubicación para estos dos cuadros de estética vintage y natural...,


..., esa que en la playa no podemos conseguir con plantas, pues nos resulta imposible mantenerlas...,


..., y que tanto echamos de menos.


Con este rincón decorativo verde que, tan bien encaja con la estética marinera, hemos resuelto el tema de la falta de flora ¿no creéis?


Y, por hoy, poco más que contar; tan solo, eso sí, desearos un magnífico 

¡FELIZ FIN DE SEMANA!



viernes, 31 de enero de 2020

Esa pequeña lectora...

Durante un tiempo, una de nuestras hijas, siendo pequeña, estuvo dando clases de dibujo y pintura en una academia. La profesora, además de usar papel o lienzo, proporcionaba a sus alumnos unas bases de madera que, con un peculiar corte, parecían asemejarse a una paleta de pintor, sin serlo. Aquí os enseñamos uno de los dibujos que Julia hizo en su momento, y que luce con honores en casa...


Y aquí ,otro de esos trozos de madera con un boceto que nunca llegó a terminar, y que guardábamos en el taller junto con esta pequeña imagen en tela, de una linda damisela muy ensimismada en su lectura.


Pues, sin saber muy bien cómo aunar ambos elementos (a veces empezamos así las cosas...), comenzamos a pintar la base en blanco roto...


El color elegido nos llevó a este papel de empapelar, original de los 60, que una de nosotras recuperó de casa de su madre y que llevábamos tiempo queriendo usar.


Con él, realizamos un decoupage sobre la madera completa, incluyendo la pequeña parte cortada que, al quedarse hueca por detrás, nos pedía algo que le diera consistencia...,


..., y que solucionamos con este pequeño encaje.


Superpusimos varias capas en la parte superior, pues nosotras hemos usado la rodaja en sentido vertical, uniendo unas a otras con cola ligeramente diluida en agua. 


De esta manera, conseguimos completar el óvalo con un detalle decorativo que, acompaña a nuestra pequeña lectora sin robarle protagonismo. 


Terminamos el trabajo dando una capa de la misma cola diluida por toda la superficie, incluida la imagen en tela. ¿Os gusta el resultado final? A nosotras mucho, aunque esté feo decirlo...


Podemos colgar o apoyar el cuadrito. Nosotras hemos elegido la segunda opción, dejándolo bien protegido por otros libros con los que continuar la lectura...

¡FELIZ FIN DE SEMANA!



viernes, 22 de marzo de 2019

¡Llega la primavera!

Las ganas de probar una nueva pintura a la tiza que adquirimos en el Lidl propició que le metiéramos mano a esta caja de vinos que teníamos pendiente de renovar.


"Muérdago" se llama el color..., y ya sabéis que los verdes nos pierden.... Le dimos a la caja y al pomo con el que sustituimos la cuerda que traía.


... y estrenamos este papel adhesivo vinílico tan primaveral, que también esperaba su turno.


La combinación de pintura y papel fue perfecta; ¡parecían hechos el uno para la otra!

 

Lijamos suavemente para potenciar el aire rústico de la caja y para darle al tirador homogeneidad con el resto del trabajo.


Hemos mantenido las tablas que dividen el interior...


... y colgado el nuevo auxiliar en la pared manteniendo su verticalidad.




El resultado es versátil...


... tanto como tu imaginación te permita.

 

Con esta frugalidad nos despedimos deseando hayáis entrado con buen pie en la primavera.

¡Feliz fin de semana!





miércoles, 30 de enero de 2019

La casa de papel...

Seguramente, muchos de vosotros sabréis de nuestra afición por el uso del papel pintado. Nos hemos informado sobre su origen, y resulta que procede de Oriente. No es hasta el siglo XVII que llega a Europa, gracias al comercio que se mantenía allende los mares. Pero su éxito se alcanza con la Revolución Industrial, porque, con la mecanización, se abarató el proceso de su fabricación. Ya en el siglo XX se generaliza su uso; desde los motivos florales de principios de siglo, a los geométricos de los años 20-30, hasta su máximo apogeo en los 60-70, con mayor diversidad de motivos y, sobre todo, con muchísimo colorido. Tras decaer un poco en las décadas posteriores, resurge de nuevo gracias, entre otras cosas, a la diversidad de materiales y sus mejoras en las formas de mantenimiento.

Nuestros contactos personales con el papel pintado tuvieron su inicio en el primer domicilio de casada de una de nosotras... Había que poner papel, sí o sí, en aquel pasillo desangelado, y, a pesar del denostado gotelé, la interfecta se puso manos a la obra y decoró el corredor, a media altura, a rayas blancas y amarillas. Y a pesar de los "pinchitos" de la pared, ¡no quedó nada mal! Y como la cosa va de pasillos, ahora le toca el turno a la otra de nosotras. Ella tiene pendiente empapelar el suyo, largo y sin apenas luz natural, con la intención del sacarlo del anonimato en el que ahora vive, y darle una solución decorativa al mismo. Así que, con ese nuevo proyecto en mente, hemos seleccionado, como posibles candidatos, los siguientes  modelos de la web. A ver qué os parecen.






En alguna ocasión hemos mostrado rincones de nuestros hogares en los que el papel pintado ejerce de protagonista, sobre todo en alguna pared concreta. Los nuestros tienen ya unos cuantos de años, y es probable que estén incluso descatalogados, pero nos gustan como el primer día, además de conservarse en perfecto estado. Somos fans de este material que permite personalizar espacios y crear atmósferas muy especiales en la decoración, como en los dormitorios


La idea de un papel para un dormitorio relajante y romántico la encontramos plasmada en la siguiente imagen:


Recordamos también, con añoranza, el vestidor del antiguo hogar de una de nosotras... Allí usamos un llamativo diseño de enormes flores, en tonos rosas y verdes (muy en la linea de los gustos de Retro y con encanto, ya sabéis), que convertía ese pequeño espacio en un lugar de ensoñación para su dueña, e incluso para una de nuestras Julias, aún pequeñita, pero que ya apuntaba maneras (en cuanto a gusto por la decoración, se entiende). Desgraciadamente, no poseemos fotos, pero aún permanece en el recuerdo como si de ayer mismo se tratara. Este modelo que hemos encontrado en la red nos produce la misma sensación...


También nos encantan en cocinas y baños. El nuestro de la cocina es vinílico; tiene, sobre la base de papel, una película de vinilo o PVC, que lo protege y, al mismo tiempo, facilita su limpieza. Si os fijáis, está en la zona de comedor, así que os podéis imaginar la de manchas de Cola Cao, tomate, zumos y un largo etcétera, que hemos limpiado a lo largo de los años. Basta un paño húmedo para hacerlas desaparecer.


De este mismo material, hemos seleccionado un par de modelos que nos han llamado mucho la atención y que son firmes candidatos a las futuras renovaciones de nuestras cocinas. Aunque de estilos tan distintos, nos encanta tanto el más alegre e informal, como el romántico y vintage.




Fuente fotos 1, 2, 3, 5, 6, 8 y 9 Papeles de los 70

¿Qué os parecen nuestras preferencias? Lo cierto es que hay sido difícil elegir, pues hay en el mercado una completísima colección de modelos, de los mejores diseñadores y marcas


miércoles, 29 de marzo de 2017

Quien tiene un rollo, tiene un tesoro...

Así dicho, puede que algun@ haya pensado que nos hemos echado un amante... ¡No, por favor, qué pereza! Es de otros rollos menos amorosos de los que hoy vamos a hablar, aunque a nosotras nos conquistan cada día...Una de las cosas más emocionantes de cambiar un mueble es el proceso de elegir el color en el que irá pintado y, si éste tiene cajones, el papel con el que decoraremos su interior. Ponemos los botes de pintura y el contenedor de los rollos encima de la mesa, y vamos acercando unos a otros hasta que surge el amor entre dos, y ya no hay otra combinación posible... Por eso, no nos cansamos de comprar todos los modelos de empapelados que se cruzan por nuestro camino... Eso sí, preferiblemente vinílicos y comprados en los chinos... No nos preguntéis por qué, será nuestro lado kitsch, que hemos obtenido muy buenos resultados trabajando con ellos, o que su estética, casi siempre floral y entre romántica y sesentera, nos pierde. Ojo, que también los tenemos de papel, maravillosos y elegantes a más no poder... Pero eso de entrar en un bazar, y rebuscar hasta encontrar un modelo nuevo que no tengamos (ya va siendo difícil...), ¡es un subidón de alegría! Así que, quien tiene un rollo de estos tiene un tesoro, al menos para nosotras,  y ¿cómo no exponerlos?.






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No nos negareis lo decorativos que resultan... Y vosotr@s, ¿Cómo almacenáis vuestros rollos de papel favoritos?



viernes, 27 de enero de 2017

Blanco inmaculado.

Nos encargaron que lacásemos esta cómoda en color blanco, blanquísimo. Sin problema, esto está hecho, dijimos al cliente... Ésta de ahí abajo es la cómoda, y ese cajón blanco, no lo está de pintura, no... Es tal y como se quedó tras la primera mano de lija. ¿Os hacéis una idea de la cantidad de barniz que tenía? Después de ver que nos íbamos a dejar los higadillos con la lija...


..., decidimos atacar con el decapante. Tras una buena mano y su correspondiente tiempo de secado, lijamos toda la superficie con lana de acero. Conseguimos arrastrar "algo" del barniz. Para el cuerpo del mueble, al ser de líneas rectas, recurrimos directamente a la lijadora mecánica. Y para los cajones, volvimos a usar por tercera vez la lija, esta vez más gruesa. Y "hasta aquí", le dijimos al barniz



Lo siguiente fueron dos manos de imprimación y tres de pintura blanca de la marca Titanlux. Lo reconocemos, donde se ponga una pintura acrílica, que se quite la tiza y todo lo demás, al menos para nosotras. Su textura, su acabado, su manejabilidad... O será que hacía tiempo que no la usábamos en un mueble y nos ha encantado el reencuentro. 


Por último, forrar la base de los cajones. Las futuras dueñas de la cómoda serán dos hermanas pequeñas, camino de convertirse en unas señoritas, así que nos decidimos por diferentes papeles vinílicos adhesivos con motivos florales, para darle un toque femenino y atemporal. Todo el mueble, incluido el papel, va protegido con varias manos de barniz para asegurar su futuro uso.







Aquí la tenéis terminada, lo cierto es que el blanco le ha sentado fenomenal y le ha quitado varios años de encima.










Lacar un mueble requiere paciencia y dedicación, pero el resultado final produce mucha satisfacción. Todavía no la han visto sus dueños en persona... ¡Esperemos que la cómoda cumpla todas sus expectativas! Con él nos vamos a ver a Marcela y sus findes frugales, que han vuelto de vacaciones. ¿Nos acompañáis?


¡Feliz fin de semana!




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