viernes, 29 de junio de 2018

Un salero muy playero

Adquirimos hace tiempo este rústico y saleroso, nunca mejor dicho, salero de madera, al que por fin le llegó su turno.


Le dimos una ligera lijada, y lo pintamos con pintura al agua en un suave azul grisáceo. Estamos reutilizando las pinturas que compramos al inicio de nuestra andadura, cuando las de tiza sonaban a algo que nadie sabía muy bien qué eran...


Otra lijadita, sobre todo en las aristas.


¡Y ala, a la playa que nos vamos!


Seleccionamos las conchitas que nos convenían y las pegamos con silicona.


No ha sido tarea fácil...; hemos elegido las piezas más minúsculas y tienen poca superficie de agarre.... ¡Al final había hilos de silicona por toda la superficie!



Aunque, con paciencia y una espátula pequeña, lo hemos dejado bastante apañado.


El salero, además de saleroso, es ahora muy playero.


Y decorativo, ¿a que sí?



Con él nos vamos hacia otras latitudes más frías, a casa de Marcela y su Finde Frugal, a acercarle un poquito de nuestro verano. ¿Nos seguís?

¡FELIZ FIN DE SEMANA!

miércoles, 27 de junio de 2018

Luz de alabastro

Hay anécdotas, historias, curiosidades..., que te cuentan un día, y se te quedan grabadas. Pueden ser cosas de poca monta, pero como cada persona es un mundo, lo que a cada uno le marca, es otro mundo. Una de nosotras se quedó fascinada, por ejemplo, cuando de pequeña se enteró de que el alabastro era traslúcido. Le pareció increíble que una piedra tan similar al mármol, en peso y textura, fuese capaz de "transparentarse", reflejando una luz, además, cálida y acogedora. Esa de nosotras suele viajar con relativa frecuencia al Valle del Jerte, y allí, además de los famosos cerezos, hay varias fábricas de alabastro. Fue en una de ellas donde se enamoró de esta lámpara que ya hace muchos años que la acompaña. Y cada noche, cuando la enciende, se reaviva el romance y la sorpresa, al ver cómo este pesado material, cobra vida con la luz.







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Además, resulta que es muy fácil de trabajar y tallar, y parece ser que en las lámparas ha encontrado uno de los sustentos favoritos para extraer toda su belleza, ¿no os parece?


lunes, 25 de junio de 2018

Galán de día y de noche

Nos encanta que nuestros hombres (y los que no son nuestros, por qué no) sean galantes.... Uno de ellos (de los propios, se entiende) tiene una costumbre poco usual que denota esta cualidad. Cuando camina por la calle en compañía de su fémina, siempre, pero siempre, deja el interior para ella, permaneciendo él en la parte de la acera más cercana al asfalto. Esa actitud, en principio, podía ser difícil de entender, teniendo en cuenta que, cada vez que se cruzaba o cambiaba de acera, había que alterar el orden de los factores (sin alterar el producto). Es una forma de protección de un atropello involuntario que no deja de ser original. Estas costumbres se van perdiendo, más ahora que la igualdad determina ciertas actitudes como "micromachistas". Nosotras no dejamos de pensar que la galantería masculina no está reñida con el feminismo bien entendido. Por eso, hoy dedicamos esta entrada a nuestros galanes, que lo son siempre, de día...  y de noche....



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Y vosotros... ¿tenéis galanes en casa? ¿y galantes?


viernes, 22 de junio de 2018

Atrapando...

El otro día, buscando algo concreto en nuestro "chino" habitual, vimos estos pequeños bastidores que llamaron nuestra atención y, como hacía tiempo que algo nos rondaba por la mente, nos llevamos dos. Una vez en el taller, fuimos directas al grano...,


..., y a nuestro cajón de telas y prendas en desuso, pero con posibilidades decorativas. Encontramos un pequeño retal, estrecho y largo, del estampado que usamos en estas sillas, perfecto para nuestro fin, que no era otro que cortarlo en tiras...


..., lo mismo que hicimos con este pantalón de pijama jubilado de una de nuestras hijas.


Tocaba buscar algún tejido calado que sirviera para el aro de madera interior.


Encontramos dos diferentes, justo lo que necesitábamos.


En el otro aro de madera, el que lleva el tornillo, comenzamos a anudar las tiras de telas, además de trozos de encajes y puntillas, que, también habitan en ese cajón del taller...


Tal que así...


La tela de encaje, sin recortar, la colocamos por encima del aro de madera, y sobre ellos, encajamos el otro aro con las cintas ya colocadas. Tensamos un poco la tela, nos cercioramos de que todo esté derecho y en su sitio, y apretamos el tornillo para fijar el trabajo. Es entones cuando le damos la vuelta y recortamos el tejido sobrante.


Pues sí; teníamos muchas ganas de hacer nuestros propios atrapasueños de corte romántico...,


..., y, por supuesto, aire vintage.


Uno se queda en este percherito, y el otro ya veremos, pues en cualquier rincón resulta alegre y decorativo.


No descartamos seguir fabricando atrapasueños; han sido más fáciles de realizar de lo que pensábamos, y muy entretenido eso de ir conjugando colores, materiales y texturas. Además de una forma de lo más creativa de reciclar retales de todo tipo. Y con ellos nos vamos a casa de Marcela Cavaglieri y su "Finde Frugal". ¿Nos acompañáis?

¡FELIZ FIN DE SEMANA!


miércoles, 20 de junio de 2018

¡Viva el picante!

Chile, ají, peperoncino, guindilla.... Sea como fuere, y llamase como se llamase según el lugar, este condimento culinario se hace indispensable en casa de una de nosotras.... La afición al "pique" es tal que procura usarlo en la mayoría de los platos que prepara. Y como ello es sabido por la otra parte de Retro y con encanto, su santo esposo, hábil y casero "horticultor" en las macetas de su terraza, surte a menudo de guindillas a la obsesa del picante. Lo que no sabíamos, y hemos descubierto después de investigar un poco, es que estos pequeños pimientos se han usado desde antaño para aliviar dolores de lumbago, catarros y artrosis. Curioso, ¿verdad? Pues también reduce el colesterol, acelera el metabolismo y estimula la circulación sanguínea. Todo eso está muy bien, aunque nosotras hoy sólo buscamos su parte decorativa, y aquí la tenéis.





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¿Coincidís en gustos? ¿Guindillas para comer o para decorar?


lunes, 18 de junio de 2018

Funcionalidad y belleza

En casa de una de nosotras se usan a diario servilletas de tela... Fue así desde el inicio de su vida de casada y nunca se planteó otra posibilidad... Lo cierto es que supone un trabajo extra, pues no es lo mismo usar y lavar, que usar y tirar. Pero, se consuela una, la tela, después de años de uso, está tan suavita y gastada, que, al menos, la plancha no es necesaria. Usar estos lienzos, así como los pañuelos de tela en los caballeros, puede que sean costumbres en desuso, pero le añaden un poco de encanto vintage al acelerado y tecnológico mundo que habitamos. De todas formas, el empleo de las servilletas de tela queda restringido al ámbito familiar más estricto. Cuando la pandilla de amigos se reúne en casa, o vienen los compañeros de universidad a hacer algún trabajo..., con  degustación culinaria en forma de merienda o cena de por medio, las de papel salen del armario poco pronto. Aunque, eso si, siempre dispuestas en un contenedor que hermosee el lado práctico de la vida, que no está reñida la funcionalidad, con la belleza.




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Y vuestras servilletas de papel... ¿Dónde reposan?




viernes, 15 de junio de 2018

Un tinte muy pajolero...

Mª José quería que transformáramos con color la apariencia de este auxiliar, de mediano tamaño, y que encaja muy bien en el dormitorio de su hija Carmen.


Nos avisó de que el mueble tenía algunos agujeros de polilla por la parte de abajo. Este trozo, al ser de madera maciza, es el que se había visto afectado, no así el resto, de aglomerado. Dos veces inyectamos y pusimos en cuarentena el mueble. A la tercera, y una vez comprobado que ya no salía serrín de cada boquetito, nos dispusimos a tapar con masilla.



Las puertas venían con unas molduras que, si bien en un principio nos propusimos conservar, finalmente tuvimos que quitarlas  pues estaban combadas, y eran imposible de enderezar.


Para quitar la marca que dejaron, aplicamos una capa de decapante que arrastró cualquier resto de cola y también el tinte del mueble, del que hablaremos en breve...


Una primera mano de imprimación nos confirmó lo que ya sabíamos, que con ese tinte tan pajolero no íbamos a poder tan fácilmente. A punto estuvimos de decirle a Mª José que si quería el mueble rosa... Pero no, el blanco era el color elegido.



Y entonces fue cuando recodamos el post de Marcela Cavaglieri en el que recomendaba utilizar imprimación sintética para evitar el posterior sangrado de algunos tintes o maderas. Íbamos a salir pitando a comprarla, cuando recordamos un bote de pintura beige sintética que compramos por error. Hicimos una prueba en un trozo pequeño del mueble y vimos que realmente podía funcionar.


Así fue cómo todo el mueble, puertas y cajones incluidos, terminaron en beige...


..., antes de aplicar el blanco al agua. ¡Y sin rastro del odioso tinte rojo sepultado bajo el salvador poliuretano!


Carmen eligió este papel para forrar el interior y los cajones.


Comentar que, tanto el interior del mueble como el de los cajones, los dejamos en beige, pues nos gustaba mucho cómo entonaba con el papel y contrastaba ligeramente con el blanco.






El mueble tiene el sobre de mármol, pero éste se quedó en casa de su dueña. En breve podrán colocarlo de nuevo en su sitio.






Ha quedado bonito, ¿verdad? Decidimos que los apliques también quedaban más integrados en el mueble si los pintábamos en el mismo tono. Y eso hicimos, con un ligero toque de lija.


Este trabajo no ha sido fácil, no, pero no nos importa porque el resultado nos ha encantado. Como esperamos también guste a Mª José y Carmen. ¡Nos vemos el lunes!

¡Feliz fin de semana!




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