Una de nuestras Julias, a los pocos días de nacer, fue obsequiada con un bonito osito de peluche rosa. Rápidamente fue bautizado como Manolito y se convirtió en el amigo inseparable de su dueña. En un descuido, Manolito desapareció, con la consiguiente tristeza de su "mamá adoptiva". Sus progenitores, a sabiendas que a los niños no hay que consentirles tanto y deben aprender a gestionar sus frustraciones, cayeron en la tentación y le compraron otro Manolito idéntico al anterior. Julita estaba feliz como unas castañuelas, cuando, por obra de la suerte, el primer oso apareció. A partir de entonces, "los Manolos" nunca faltarían en los sueños de la niña. Al nacer su hermano Quique, también él fue obsequiado con el mismo osito, pero celeste (cosas de la diferenciación de sexos....) y de menor tamaño que el de su hermana. Y como él no iba a ser menos, también por partida doble. Los cuatro Manolos, siguen en casa, descoloridos, deshilachados, recosidos....., pero siguen. Son parte de la vida de esa familia y nadie los va a tirar, por muy feuchos que estén ya.
¡Ay, que ternura de post!
ResponderEliminarYo conservo aún a mi «Gordi», que es la muñeca de trapo con la que dormía.
Y por supuesto los peluches favoritos de R y A: en casa «Manue» y «Nico» son parte de la familia.;))
Puro amor.
Besitos para dos.
Cómo os entiendo, chicas. En casa, entre la diversa fauna de trapo, tenemos sobre la cama a Rufo, el perro sin ojos, -al que servidora y la lavadora borraron sus ojos pintados a base de higiene, ejem-. Y en un baúl sobre el armario de "las nenas" reposa el cuerpo imposible ya de un recosido más de Oso. COnfieso que alguna vez, en algún arrebato de madre ordenada, les he deseado "un accidente" conjunto, pero luego los miro y veo que nó sólo llenan esas camas ahora más vacáías que ocupadas, sino que hacen de esas camas un mundo vivo, un pequeño universo de sensaciones, de calor y color.
ResponderEliminarResumiendo, que tenemos Manolos, Rufo, Oso y fauna traperil para rato...
Abrazotes gordotes (de madre cuidadora de zootrapo, a madres cuidadoras de Manolos and company, jiiiii...)
Que historia tan bonita chicas,uno nuestros hijos siempre iba acompañado de una funda de almohada a la que llamaba "nonó"
ResponderEliminarY no podemos dejar de recordar el osito de Mr Bean
Siempre quedan ideales en decoración
Besos
Pues cuánto me alegra comprobar por vuestras imágenes del post de hoy que no soy la única que decora con ositos jajaja. Desde que mi hija era pequeñita tengo uno de gamuza que ella me regaló en mi mesilla.
ResponderEliminarMira que habré cambiado veces lo que tengo sobre ella, pero el oso es inamovible, no lo quito por nada del mundo!
Muy entrañable la historia de vuestos Manolos, que ahora forman un grupo precioso.
Un beso grande, chicas. Feliz miércoles!
Que colección de ositaos tan monos! Mis hijas no han sido mucho de ellos, pero si que aún guardamos los spiderman de peluches de una, y el Shrek de la otra, así que cada loca con su tema, jaja!!
ResponderEliminarBesotes!!
Oooooohhhhhhh qué bonita y entrañable historia!. Me ha encantado y también los Manolos. Cuántas historias nos cobrarían si pudiesen hablarnos.......Me parece que hacéis muy fin conservándolos porque es vuestra vida familiar hecha osito. Aquí por ejemplo, convivimos con el perro Valentín, peluche de Laura con el que a escondidas jugaban también Daniel y Pablo.
ResponderEliminarBesos mil.
María
Yo guardo de mi infancia, el recuerdo de no acordarme de nada.
ResponderEliminarTampoco que sea un problema, es simplemente que es así.
Porque en el fondo las cosas que son así, lo son porque lo son o es que nosotros las hacemos para que se desarrollen de la manera que queremos?
O simplemente, simplemente insisto, son así?
Los recuerdos, tener los recuerdos de infancia desvanecidos seguro que sirven de comida para un analizante de estos síntomas y saca partido de ello.
Lo mismo que no tengo recuerdos tampoco quiero saber cuál es el motivo.
Quizás la felicidad radique en vivir plano en ese sentido.
Quizás la felicidad radica en tener recuerdos de la infancia.
Quizás, seguro, la felicidad radica en ser tú mismo conforme tú eres y conforme a tus creencias.
Todo lo que pueda suponer una preocupación, un agobio, creo que debe desecharse.
Aunque sin que por ello debamos olvidar el espíritu de crecimiento que nos sirva para estar en el más allá.
De cualquier manera, todos esos recuerdos que quedan atrás, si no los tienes, seguro que lo disfrutaste viviendolos.
Por tanto si de verdad queremos ser positivos, es como si los tuvieras presentes, porque a lo mejor no lo recuerdas, pero seguro que recuerdas que fuiste feliz.
Conformismo?
Pues a lo mejor, pero de verdad importa?
AMSC
Hola amigas!!!
ResponderEliminarQue historias contais tan bonitas, esta me ha emocionado
ya que yo tenía uno (aunque no se llamaba Manolo) y lo
perdí hace algunos años y sigo extrañandolo, que bien tenerlos
todos juntitos.
Que moneria de ositos nos mostrais
Muchos besos
Bueno a ver, peluche de mí infancia como que no, pero sí que guardo uno de cuando mi hijo pequeño una " , Benita" casi igual que un personaje de Don Gato llamado Benito pero ésta con lacito.
ResponderEliminarVemos que se llamen como se llamen los peluches cuentan mucho los sentimientos y el vínculo que nuestros hijos y a su vez nosotros establecemos, así que por muy rápidos y espeluchados que estén siempre estarán en nuestras vidas.
Besos a montones para toda la familia Manolos incluidos.
Oh chicas, recordé el ratón de mi hijo que lo acompañaba en todo, viajes, comidas etc. Cuando se le perdió, le compré uno igualito pero con otras vestimentas y le dije que su "Eduardo" había ido a visitar a su familia y pronto volvería, y así lo dejé un día en la entrada de la casa y golpee la puerta, mi hijo salió a ver quién era y gritó "mamá el Eduardo volvió y se cambió de ropa".
ResponderEliminarHa sido una anécdota que nos ha acompañado en nuestra familia. Y por supuesto que Eduardo sigue con nosotros
Hola chicas!!
ResponderEliminarQué recuerdos tan entrañables...y qué bien quedan los ositos decorando ¡son tan tiernos! Mi "mosito pelusín" siempre estará en mi memoria, aunque desapareció ahora conservo el de mi hija como oro en paño ;-)
Muchos besos
Esos peluches de siempre que da tanta pena deshacerse de ellos, nosotros tenemos unos cuantos también!!!!
ResponderEliminar¡Qué historia tan tierna! Nunca fui mucho de peluches porque mi hermano era muy alérgico pero recuerdo haber tenido dos osos amorosos, uno de ellos gigante, pero gigante de verdad, que me trajeron los Reyes Magos. Eso sí, a mis hijos les chiflan y tienen muchos... está claro que han salido a su padre jajaja Besos!
ResponderEliminarEmotiva y tierna historia! Me han hecho recordar los "ositos" de mi infancia y la de mi hermano, en especial uno que había cosido mi mamá y que, como era verde, con mi hermano lo habíamos bautizado "Pastito". Cariños!!!
ResponderEliminarNO tengo ningún Manolo propio pero si los de mis hijos. NO están a la vista pero están guatrdados para que algún día vuelvan a decorar otra habitación de niños de la próxima generación. Los 4 Manolos se ven divinos!
ResponderEliminarPues en mi opinion esos manolitos no estan nada feos, estan llenos de ternura! Yo tengo en mi tocador una conejita de peluche, que me regalo mi hermana de un viaje que hizo a Alemania hace a~nos. Me gusta verla y tenerla ahi y ahi se va a quedar!
ResponderEliminarBs chicas!
Que lindo! "los Manolitos... los Manolos" yo creo que todos tenemos alguno siempre cerca en un lugar privilegiado... aveces en el corazón, pero siempre nos llenado en esos momentos de tristeza en nuestra niñez y ahora en la nuestros hijos... nietos...
ResponderEliminarBesos grandes! Lola
Los peluches son tan tiernos que no hay quien se resista a ellos. En mi caso de pequeña solo recuerdo una caperucita roja en mis brazos,a la que quería mucho.Sin embrago ya de mayor en mi habitación he tenido peluches de adorno, es más como no he tenido hijos, se los he comprado a mis gatos..... se nota que me gustan verdad?
ResponderEliminarBesos a las dos
Siempre me han encantado... es la niñez que llevamos dentro. Un beso a las dos y buen finde.
ResponderEliminarPero no están feúchos, están lindos. A ver si pasan a la siguiente generación.
ResponderEliminar¡Me ha encantado! Y veo que las historia con los peluches se repiten en unas casas y otras... aquí tenemos a "Dormi", "Nuka", "Noi"... y aquí seguirán...
ResponderEliminarMuchos besos!! Helena
Aún tengo yo mi osito de bebé...siempre hay uno que es especial y no se, pero entre mis hermanos nuestro favorito no solía coincidir con el más bonito...
ResponderEliminarQué gracia!! En casa era el "Lolo" y siguen por aqui. Están viejitos y descoloridos pero son sagrados. Uno era un osito regalo no sé si de Reyes y otro se lo regaló al pequeño un decorador en una tienda. Son sagrados los "Lolos" de hecho creo que no dormirian si no los tuvieran bien localizados. Un beso.
ResponderEliminarQué gracia!! En casa era el "Lolo" y siguen por aqui. Están viejitos y descoloridos pero son sagrados. Uno era un osito regalo no sé si de Reyes y otro se lo regaló al pequeño un decorador en una tienda. Son sagrados los "Lolos" de hecho creo que no dormirian si no los tuvieran bien localizados. Un beso.
ResponderEliminarQué arte los 4 Manolos!! claro que si,hay que guardar los peluchitos de nuestra niñez.Son pa toa la vida ;)
ResponderEliminarYo tengo mi osito Pepe,y es azul!,mira qué poco sexista pa la época,jajaja
Me ha encantado el post,chicas!
Muchos besos,guapetonas! :)