Y a cuenta de la, ya casi famosa obra, de la que no paramos de hablar …, es que hoy podemos enseñaros, ¡por fin!, una belleza que comparte espacio de trabajo con una de nosotras desde hace más de veinte años...
¿Por qué no lo hemos mostrado antes? Realmente estuvimos muchas veces tentadas de hacerlo, pero siempre nos retenía el hecho de que estuviera en un lugar muy poco fotografiable y que no le hacía ninguna justicia...
Ahora nos alegramos enormemente de haber sido pacientes, pues, tras la reforma, ocupa un lugar preeminente...
Un sitio para su total lucimiento y que no deja a nadie indiferente...
Suponemos que ya habéis averiguado que se trata de un reloj de pie. En concreto un reloj Comtoise o Morez. Se les llama Comtoise por estar hechos en la región francesa llamada Franche-Comté, y Morez o Morbier por ser estas dos ciudades las más importantes y de donde la mayoría de estos relojes provienen.
El nuestro creemos que data de finales del siglo XIX, principios del XX. Aún tenemos que centrar el péndulo que, debido a un desnivel del suelo, no conseguimos poner derecho, no damos con la calza adecuada....
La caja que envuelve este Morez no se encontraba así como la veis. El reloj lo compró hace muchos tiempo el padre de una de nosotras, muy aficionado al mundo de las antigüedades, y la madera carecía de toda pintura o resto de policromía, estaba como quién dice, lavada. Pero no hay fotos de ese momento...
Cuando el reloj pasó a manos de una de nosotras, se propuso devolverle parte de su esplendor, y contactó con una restauradora que se encargó de sanear la madera y redecorarlo con los motivos y colores elegidos. Si os fijáis, en la parte central izquierda ha perdido algo de pintura; será tarea nuestra el intentar reparar esa zona....
Ya nos hemos quitado la espinita de enseñaros este bello reloj... Está muy cerca de la entrada al taller, así que encaja muy bien con nuestro muebles y, por supuesto, con nuestro estilo decorativo. ¡Esperamos que os haya gustado!
¡FELIZ FIN DE SEMANA!