Y si no, que se lo pregunten a los hombres... ¡les encantan las traseras! Aunque en masculino, se entiende... Se les va la vista a la menor ocasión, y si tienen que volverse al pasar una mujer por su lado, se vuelven sin el más mínimo reparo. ¿A que sí? Tampoco es que hagan mal por mirar, que para eso les dio la vista Dios. ¡Pero a veces molesta, y mucho!
En fin... dejemos los traseros (que con los consejos de Leti de Sin Pereza, los tenemos perfectos) y volvamos a su femenino. ¿No os encantan los muebles con ellas forradas? Ya sean con restos de rollos de empapelar, o con los autoadhesivos, incluso con telas..., es una terminación que cambia por completo el aspecto de un auxiliar, de una alacena o de un expositor. A nosotras, como a much@s de vosotr@s, nos encanta redecorar, reciclar y reutilizar, y esta es una de las mejores formas de transformar cualquier rincón.