Seguro que os suena el título de nuestro post de hoy... Forma parte del estribillo de una canción famosísima de los años 90, compuesta y cantada por el grupo Complice. "Es por ti", se llama la balada, romántica donde las haya, y "culpable" de que, desde entonces, asociemos la tinta a momentos de amor... Aunque una de nosotras convive estrechamente con estas tinturas desde hace bastante más tiempo... Su media naranja escribe con pluma desde casi que aprendió. Su bonita colección de estilográficas son como una prolongación de su mano derecha. Y las usa todas, alternándolas por temporadas. Con una tinta de un color diferente cada vez. Es todo un ritual limpiar cuidadosamente el émbolo antes de cargarlo con el nuevo tono elegido, de nombres tan sugerentes como "Azul de los mares del sur ", "Mandarín" o "Púrpura sedoso". Porque no valen las tonalidades tradicionales; la busca y captura de pigmentos diferentes y especiales también forma parte del ceremonial. Momentos en los que se relaja, mientras imagina cómo quedarán palabras y croquis, indistintamente, plasmados sobre el papel con el nuevo colorido.
Nosotras, por el contrario, la tinta tan solo la usamos en bolígrafos e impresoras y, quizás, en algunos sellos de estampación... Mucho menos romántico ¿verdad?