lunes, 30 de noviembre de 2015

El espejo en el que me reflejo...

Una de nuestras viñetas favoritas es aquella en la que la genial Mafalda cuestiona una orden que le da su madre "-Pero... ¿por qué tengo que hacerlo? -¡Porque te lo ordeno yo, que soy tu madre! - ¡Si es cuestión de títulos, yo soy tu hija! ¡Y nos graduamos el mismo día! ¿o no?" Pues si, el título llegó a la vez, en el mismo segundo incluso, y encima, sin manual de instrucciones. Y menuda responsabilidad esa de la maternidad, eso de ser el espejo en el que se reflejan, sobre todo nuestras niñas... Desde bien pequeñitas pegaditas a nuestras faldas, observando nuestros movimientos y ademanes, nuestra forma de relacionarnos con las personas y de resolver las situaciones, absorbiendo nuestras palabras de amor y también las riñas y discusiones, atentas a nuestras constantes charlas sobre la condición humana y la divina.... Días y días de convivencia que han ido forjando a las dos adolescentes que tenemos en casa; cariñosas, responsables, estudiosas, locas por la música, por sus amigos, por una buena juerga. Esas dos que, desde su más tierna infancia, se cuelan en nuestros armarios para colocarse nuestra ropa y sobre todo, nuestros tacones, o que nos roban el maquillaje y los complementos sin pedir siquiera permiso... Ojalá hayamos sido capaces de formar a dos mujeres hechas y derechas, capaces de enfrentarse al futuro que les aguarda, y ojalá nunca olviden ese reflejo en el espejo, aunque sea pequeñito como estos de tocador, al que con tanta devoción, se asomaban de niñas...


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Será difícil eso de la crianza y la educación... Pero lo cierto es que se nos cae la baba con nuestros hijos, ¿a que si?

viernes, 27 de noviembre de 2015

Trabajando con Audrey

La peluquería a la que va nuestra amiga María José, y por mediación de ella, nos hizo un encargo. Necesitaban algo para decorar una pared de su recién remodelado local, y que a la vez camuflara un armatoste que en su centro destacaba de mala manera... Sólo nos requirieron el color; tenía que ser blanco.

Tiramos de un panel que teníamos en el taller, el cual dividimos en las partes necesarias para el trabajo en cuestión.


¡He aquí las partes ya imprimadas y "tó"! ¡Qué rápidas somos!


Buscamos por la red, para enmarcar, una imagen que diera el aire glamouroso que todo centro de belleza se precia por tener, y para nosotras Audrey es el colmo del "très chic". Guapa, ¿eh? Por supuesto, nos la imprimieron en una copistería especializada, en papel fotográfico y al tamaño necesario.


¡Momento montaje! Véase con qué "arte" nos las apañamos con el martillo.


... Y con qué precisión quedan pegadas las piezas, jejeje.


Un imán para facilitar el cierre y un pomo...


... finalizan nuestra nueva caja para los contadores de luz.
  

¡Pues ya está colocada en su hogar!


Y aunque no hemos hecho fotos del proceso, para no ser repetitivas, aquí os mostramos el encargo de otra clienta para la entrada de su casa, con decoupage en la tapa.





Nuevamente nos sumamos a la iniciativa de Marcela Cavaglieri.  Será que ultimamente hacemos tantos tapacontadores... ¡que ya nos parecen hasta frugales!


¡Feliz fin de semana!

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Los caballeros y las flores.

Una cosa muy curiosa que nos ocurre cada vez que participamos en un mercadillo, es el interés que despertamos entre los caballeros... Poneos en situación; fulanita le deja caer a menganito, el domingo por la mañana, que el mercadillo de su zona de residencia está operativo ese día... Menganito sabe que no hay escapatoria posible, y que le espera una paseo de lo más aburrido entre ropa y complementos que, al menos en nuestra ciudad, es lo que más abunda. Pero, de repente, en medio del sopor, un trozo de madera aparece ante sus ojos (¡nuestras maderas!). El susodicho recupera al instante la ilusión, se acerca a nuestro puesto, pregunta, curiosea, se informa... mientras la parienta respira aliviada al tener unos minutillos libres para probarse o curiosear, sin la carabina de la cara larga al lado ¡Y todos contentos! La primera venta de nuestra vida en un mercadillo fue un espejo de bronce de pared adquirido por un amable señor. La ménsula verde mint en esquina se convirtió en el capricho de otro caballero, encargado de convencer a su esposa de lo bien que quedaría en tal o cual sitio. Y de las tablitas de flores que abajo veis, la grande y una de las pequeñas también volaron en manos de sendos varones.


Y quizás lo de las flores sea lo que más nos ha llamado la atención... Bien es verdad que nosotras adoramos estas tablas y que no hay una sola que dejemos escapar, pues desde el baño a la cocina, su toque decorativo es innegable. Pero siempre nos han parecido el colmo de la feminidad. Será por eso que los señores, sabedores de su poder de seducción, han encontrado en estas tablitas, otra forma de regalar flores...

¿Y a vosotr@s? ¿Os gusta regalar y que os regalen flores?


lunes, 23 de noviembre de 2015

Tiempo y arena

El inexorable paso del tiempo es algo que a muchos trae de cabeza.... No, no es que nosotras estemos obsesionadas, no. Es sólo que, en ocasiones, nos fastidia ver una cana, o una arruga, o un kilito de más, o un descuelgue,.. que los hay, ¿para qué negarlo....? ¡Y eso que estamos estupendas (no tenemos abuela...)!. Pues bien; es sobre la arena, en la playa, donde más a la vista quedan estos "pequeños desperfectos" que los años han dejado patentes en hombres y mujeres de mediana edad (odiosa expresión). Pero nosotras hemos querido dar a esas pequeñas partículas de sílice y al tiempo, una visión mucho más práctica, y a la vez decorativa. Porque la silueta de estos relojes nos recuerda a las féminas, y porque ellos parecen decir ¡la curva es bella!, como lo es la arruga, la cana y todo lo que demuestre que se vive con intensidad cada segundo.






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Miremos con optimismo el cumplir años, ¡que eso es lo que nos llevamos "palante"! Sirvan estos medidores de tiempo para decorar recordándonos la belleza de la Vida. 



viernes, 20 de noviembre de 2015

¡Con cajones desfondados!


Cuatro cajones. Sí, cuatro cajones dieron rienda suelta a la imaginación. Eran de lo más simple, de gran tamaño, sin tiradores y de madera en bruto. Por supuesto, nos olvidamos de hacerles fotos, pero eso ya nos viene a nosotras de fábrica, ¿qué le vamos a hacer?

Nos agenciamos con unas tablitas, las cortamos a la medida idónea y con ellas...


... unimos estratégicamente de dos en dos los cajones, a los que previamente les habíamos quitado el fondo.


Les dimos una rápida mano de pintura Chalky en tono Corinto a la parte externa de los cajones, sin mucha precisión.


Algunos agujeros con el trompo para asentar la estructura con tornillos ...,


... y cuatro pequeñas ruedas, dieron remate al trabajo.


Ni que decir tiene que el primero en disfrutar esta monería fue "Felipe". Y es que el "partenaire" de una de nosotras puso no sólo su hogar, sino también su mascota, para lucir este librero. Además, participó activamente en este reciclaje tan útil como aparente. ¿Cómo lo veis?


He aquí antes de su manita de pintura. Tampoco queda mal, ¿verdad?


Pero mejor con color, decididamente....


Ea, y ahora nos vamos al Finde Frugal número 102 de Marcela. ¿Nos acompañáis?

También participamos en Best for Last del blog Dr. Livinghome, donde los últimos miércoles puedes compartir el post favorito de ese mes.


¡Feliz fin de semana!

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La humildad de un asiento...

El más humilde de los asientos que se conocen, el más incómodo y, probablemente, uno de los primeros que se usaron, es el hoy apreciado taburete. Antiguamente se distinguía la categoría de la persona por el lugar que ocupaba para sentarse, de ahí que los tronos fueran para los reyes y los taburetes para los vasallos. La incomodidad para el que tomaba asiento tenía su razón de ser, no creáis...  Al no poder adoptar posturas cómodas, el súbdito no podía dormirse, y ese mismo argumento se trasladó al estudiante o a los operarios que trabajaban sentados. Los taburetes tienen también la ventaja de poder ser colocados bajo las mesas, de modo que una habitación puede presentar asiento para numerosas personas y quedar despejada cuando no se hace uso de ellos. Pero, aparte de estas cuestiones trascendentales y de utilidad, lo que a nosotras nos encanta es el banquito en cuestión, y por eso le hemos querido dar hoy protagonismo, ¡ea!








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Seguro que más de un@ de vosotr@s tiene uno en casa, y no precisamente escondido...

Aprovechamos para agradecer a Nena Kosta, del blog, Vintage, el glamour de antaño, por haberse acordado de nosotras al otorgarnos el premio Bor Litarcihis Blogger. Estamos encantadas, aunque seguimos con nuestra tónica de no continuar la cadena, por falta sólo de tiempo. ¡¡Mil gracias, Nena!!




lunes, 16 de noviembre de 2015

Bidones y bidones...

Seguro que más de una vez nos habéis oído hablar por aquí de nuestra amiga Marisa. Esa que, desde el minuto cero, ha estado a nuestro lado con el blog, la tienda, la sociedad... No sólo nos lleva el papeleo, también nos comenta a diario, y confía en nosotras cada vez que tiene que arreglar o cambiar algún mueble en su casa. Pero claro, perfecta no podía ser, tiene un defecto; uno bien gordo a nuestros ojos: ¡no le gusta la cerveza! Bueno, ni la cerveza, ni ningún tipo de bebida espirituosa. Resumiendo, que en su vida había probado el alcohol. Una de nosotras tiene fama de "fina"..., lo cual ha provocado muchas risas y chanzas entre nuestra amiga, y la otra de nosotras dos que no es tan "refinada". La cosa llegó hasta el punto de que una Navidad, Marisa se apostó con la "delicada" a que, si era capaz de felicitarle el año nuevo introduciendo en la misiva un número mínimo de tres palabrotas, ella se tomaba una cerveza. Y claro, una será "distinguida" pero no tonta, no fueron tres... ¡fue un repertorio completo, que ni Cervantes mosqueado! Hay que aclarar que la felicitación fue compuesta entre las dos (ahí el comienzo de este dúo "literato" y bloguero...) Y ya sabemos que os encantaría que la transcribiéramos completita,  pero a buen seguro nos cerrarían el blog (y sería el fin de este dúo "literato" y bloguero) ¡¡Lo importante del asunto es que Marisa se tomó la primera cerveza de su vida!!

Y la última (hasta ahora), pues no hemos conseguido que se enganche...  Y no lo entendemos, con lo deliciosa que está una cerveza de barril, o de bidón (que para eso son sinónimos), bien tirada, con la espuma justa y, por supuesto, helada.




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Con la de bidones y bidones que nos habremos bebido entre las dos...


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