Estamos pirraditas por tener un busto en casa... Es uno de esos elementos que nos llaman muchísimo la atención, y nos daría igual que fuese de piedra, bronce o escayola. Eso si, nos gustaría que fuese un busto de mujer... No tenemos nada en contra de una buena cabeza de varón, pero, para este caso que nos ocupa, el género femenino nos resulta más inspirador y delicado. Y se adaptaría mejor a la obsesión que tenemos de personalizar cualquier elemento que caiga en nuestras manos. Es más que probable que, salvo que encontráramos la maravilla de la primera foto, nos dedicáramos a quitarle y ponerle... sombreros, flores, plumas, collares, lazos... Todo un universo paralelo de accesorios y complementos con los que dar rienda suelta a nuestra "vena artística y creativa".
lunes, 20 de enero de 2014
viernes, 17 de enero de 2014
¡Por encima de mi cabeza!
Tras el famoso post de la estantería de nuestra amiga Mercedes, hemos seguido pensando y pensando qué poner sobre el cabecero de nuestras camas... Y es que ya dijimos que no éramos de desnudos (para ese espacio, ojo), ni tampoco de imágenes religiosas (siéndolo ambas, en mayor o menor grado)... Pero tampoco queremos una pared vacía, no. Una de nosotras tiene una ventana tras su cabecero de forja, retando al mismísimo Feng Shui, que lo desaconseja categóricamente.... La otra un testero con un bonito papel pintado...
El caso es que buscando opciones encontramos esta imagen.... Muy a propósito ahora que han pasado por nuestros hogares los Reyes Magos, que casi siempre deja algún bolso como regalo para las féminas. Sin embargo, somos de las que pensamos que éstos son de lo más personal. Es difícil acertar con los gustos., ¿no creéis? Nosotras no somos de descambiar regalos, nos parece descortés... pero si alguna vez lo hemos hecho, ha sido precisamente con uno de estos complementos... Pues esta forma de decorar la pared de nuestras camas nos va a permitir colgar en ellas esos bolsos que no usamos a diario. ¡Ya no habrá que descambiarlos!. Que no se llevan, ¡pues a la pared!... Que si los colores son demasiado llamativos, ¡pues a la pared!, ... que si son tan pequeños que no cabe nada en su interior, ¡pues a la pared!...
El caso es que buscando opciones encontramos esta imagen.... Muy a propósito ahora que han pasado por nuestros hogares los Reyes Magos, que casi siempre deja algún bolso como regalo para las féminas. Sin embargo, somos de las que pensamos que éstos son de lo más personal. Es difícil acertar con los gustos., ¿no creéis? Nosotras no somos de descambiar regalos, nos parece descortés... pero si alguna vez lo hemos hecho, ha sido precisamente con uno de estos complementos... Pues esta forma de decorar la pared de nuestras camas nos va a permitir colgar en ellas esos bolsos que no usamos a diario. ¡Ya no habrá que descambiarlos!. Que no se llevan, ¡pues a la pared!... Que si los colores son demasiado llamativos, ¡pues a la pared!, ... que si son tan pequeños que no cabe nada en su interior, ¡pues a la pared!...
Foto
Aunque nosotras preferiríamos que acertaran con el regalo... Hermès, Loewe, Prada., Louis Vuitton... ¡Tampoco pedimos mucho! jeje
jueves, 16 de enero de 2014
¡No podemos vivir sin ellas!
Ya comentamos en otra entrada, que una de las cosas que más nos diferencian a la una de la otra, aparte de la costura, es que una bebe te y la otra café. Y la que bebe te lo hace a todas horas, y la que bebe café, sólo por las mañanas, pero si no lo toma... mejor no acercarse a ella.... El caso es que, desde que aparecieron las máquinas de cafe express, esas de las capsulitas, como las de Nespresso ..., la adicción es tal ¡¡que una de nosotras no puede vivir sin ella!! Pero esto no es un caso aislado... ¡Qué va!... Ya es como una dependencia masiva de amigos y amigas con las que hablamos, que las han instalado en sus casas y que no paran hasta tenerlas también en la playa, o en el campo..., o guardadas de reserva por si se estropea una.
Una buena amiga, Mónica, nos cuenta que estando comprando las cápsulas en la megatienda que la marca de antes tiene en nuestra ciudad, se acercó a la dependienta y le dijo bajito... -Y ahora, cuénteme qué echan en las capsulitas, -¡Café, señora!, contestó la chica, - No, no... lo otro, -¿¡Qué otro...!? ¡le preguntó la pobre con cara espantada!, -Lo otro que le echáis que hace que estemos aquí todos aguantando colas y colas, sin ver a George por cierto, ¡¡porque no podemos vivir sin ellas!!
miércoles, 15 de enero de 2014
Con los pies hacia arriba...
No hay nada más agradable que "respanchingarse" en un sillón al llegar a casa después de un duro día de trabajo ... Pero, sin duda, lo mejor de todo es levantar las piernas, ponerlas en horizontal y apoyarlas en una zona cómoda. ¡Uff... qué alivio! Seguro que estáis de acuerdo con nosotras. Pues por eso queremos darle su lugar al escabel, ese pequeño taburete corto, ancho y de cuatro patas, con tapa tapizada de tela, que hace las delicias de nuestro descanso.
Si, sí, sabemos que no son necesarios, que lo mismo podemos usar una mesa, otro asiento... aunque estos se consideren inapropiados...(eso le decimos a nuestros hijos, pero en cuanto no nos ven... ¡pies a la mesa!). Sin embargo, los escabeles están fabricados precisamente a tal y efecto y, además, son de lo más decorativos. Aunque debéis saber que esa utilidad dada a estos minimuebles es moderna. Ya en la época de la Roma Antigua se usaba una pequeña banqueta para subir a las camas, que por aquel entonces eran muy altas (a quién se le ocurriría hacerlas así..., un descerebrado, seguro), y sus tapizados solían ser muy lujosos. En el medievo el escabel era el modo habitual de acceder al trono (el que pudiera, se entiende...).
Pero dejémonos de historias y pasemos a lo que nos ocupa. He aquí una serie de propuestas que creemos os gustarán.
Insistimos... nada mejor que poner en alto nuestras extremidades inferiores (patitas, jeje) al llegar a casa... ¿no creéis?
martes, 14 de enero de 2014
Imaginería.
En Andalucía y también por Castilla León, que son las comunidades españolas que más conocemos por circunstancias personales, es habitual, sobre todo entre las personas de mayor edad, que entre vecinos compartan una imagen de la Virgen María o un Corazón de Jesús. Cada semana, esa figura está en una casa y se la van turnando según un orden establecido, de forma que para nosotras no es inusual ver estas figuras en los salones o las cocinas, pero siempre con carácter religioso y como una práctica claramente en desuso. Así que, quitando esta costumbre, el resto de las manifestaciones religiosas suele relegarse a ámbitos más privados, como el dormitorio.
Por eso nos llama mucho la atención cuando vemos fotos de viviendas en las que estas imágenes cobran protagonismo en cualquier espacio o estancia, con intención marcadamente decorativa, al margen de las creencias de sus moradores, de las que, por supuesto, no dudamos. Quizás en un país como el nuestro, de profundas raíces religiosas, el tema de la imaginería ha ido siempre ligado a cuestiones morales y de fe, impidiéndonos ver el otro aspecto más estético de ésta, que no es otro que la belleza que pueden aportar.
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