lunes, 29 de noviembre de 2021

De letras y puntillas

Hace unos días, una de nosotros se dedicó a ordenar los armarios de casa de su madre, MariPepa. Ella siempre había organizado muy bien los roperos, pero su edad y su caída hace un año que le produjo una fractura de cadera, le imposibilitaban para mantener, como solía, el orden en su casa... En medio de ese zafarrancho de ropa y enseres, aparecieron unos encajes antiguos envueltos en una cuidada bolsa de tela... Restos de camisones de antaño, de ropa de cama cosida con esmero, rosetones de encaje de algún mantel de gala... Verdaderas maravillas que habían estado a buen recaudo en el fondo de un cajón de armario y que ahora volverían a ver la luz. Nos hicimos con uno de esos ejemplos de lo que las labores eran hace más de cien años y le dimos nuevo uso en nuestra moldura junto a la letra de nuestra inicial. Y así descubrimos qué buena pareja hacen las puntillas con las letras, como después corroboramos al investigar por la red...











Quizás debamos rebuscar más a menudo entre armarios y cajones para dar luz a recuerdos con historia, pues así valoraríamos las labores hechas a mano con el esmero y el buen gusto que, desgraciadamente, no hemos llegado a alcanzar en nuestros tiempos. ¿Qué pensáis?





viernes, 26 de noviembre de 2021

Haciendo pandilla...

Tenemos un coraje tremendo por no haber fotografiado esta moldura tal y como la encontramos; en una cuba, encima de los restos de un derribo de alguna vivienda del vecindario. En medio de aquellos ladrillos y azulejos rotos, el pequeño adorno de madera refulgía como el más preciado tesoro, al menos para nosotras...


La primera intervención que le hicimos fue con la segueta, cortando esos trozos que sobresalían en los extremos y que, en su día, le sirvieron para estar unida, suponemos, al respaldo de una silla...


La segunda, con la pintura; directamente blanco a la tiza.


Han sido muchas las molduras de madera que han pasado por nuestras manos, por eso no entendemos cómo alguien pudo tirar ésta a la basura... Pero, a lo que íbamos: lo que más nos gusta de redecorarlas es la parte de la lija, pues, en estos elementos, se convierte en un lijado creativo. Ver cómo la pintura se va desprendiendo para dejar paso a la madera, mientras la pieza va cobrando volumen y belleza... ¡es realmente satisfactorio!


Y después, cera, mucha cera para proteger, nutrir y conseguir ese acabado satinado que tanto favorece.


¿Qué os parece? Nos gustaría enseñársela a su antiguo dueño para que chinchara de envidia (¡qué malas somos, por favor...)


Otra cosa que nos priva es descontextualizar... Decorar con elementos que, en principio, parecen poco propios para, por ejemplo, la cocina o el baño...Por eso nos hemos llevado la moldura a la cocina...,


..., para hacer pandilla con las ménsulas.


Y tan buenas migas que han hecho, ¿no os parece?



¡FELIZ FIN DE SEMANA, AMIGOS!


lunes, 22 de noviembre de 2021

De fruta y dones...

Hay quien tiene el don de ponerse encima cualquier prenda, y conseguir acaparar miradas de admiración por la calle... Igualito que nosotras que, cuando no tenemos el día, y aunque lo tengamos...., acumulamos montañas de ropa encima de la cama hasta dar con el modelito "perfecto"... Y otro tanto ocurre en decoración; hay quien coloca un libro, una lámpara torcida y una pera... ¡y le queda un bodegón de esos que te hacen suspirar de bonito!  Lo mismo que ocurre con el vestuario, cada rincón de nuestros hogares es el resultado de mucho ensayo y error, hasta dar con la composición que más nos complazca; nada de lanzar la pera, como quien no quiere la cosa, y acertar a la primera... En realidad, como para la mayoría de los mortales, todo en la vida suele ser producto del esfuerzo, y pocas cosas son fruto de azar... Sin embargo, la ya famosa pera de abajo fue la que nos llevó a esta "sesuda" reflexión sobre los dones, lo que, a su vez, hizo que reparáramos en la fruta, y en su gran poder decorativo... Una cadena deductiva en toda regla, ¿no os parece?... ¿Será que tenemos ese don?








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Contadnos, ¿Os sentís poseedoras de algún don?


viernes, 19 de noviembre de 2021

Una cesta muy playera...

Hoy rescatamos un diy que hicimos en verano y que, por misterios de la memoria, habíamos olvidado publicar. Su simpleza pudo contribuir a tal olvido. Teníamos esta cesta de metal que había perdido su brillo y que ni siquiera un buen tute de limpieza podía volver a darle el esplendor que un día tuvo.


Así que recurrimos a la tan admirada pintura a la tiza blanca para devolverle, nuevamente, la luz perdida.


Podíamos haber pintado también su interior, pero la dejamos en su estado, previa limpieza de los restos de pintura que chorrearon y que se observan en la siguiente instantánea.

Siempre guardamos conchitas de nuestras vacaciones playeras, y estas caracoladas iban a formar parte de nuestra renovación.


Con silicona caliente las adherimos a nuestra cesta hasta formar un dibujo sin muchas pretensiones...


Un triángulo invertido que se adaptaba a la hendidura central de nuestro recipiente.


Este sencillo diy nos sirvió para ampliar nuestro centro de mesa compuesto de plantas diversas. Su tamaño le venía al pelo a dos pequeños cactus que aún no habían encontrado su macetero.



Esperamos os haya gustado y servido de inspiración. Os deseamos un buen descanso, si podéis, este frío y (esperamos, que hace falta) lluvioso fin de semana.


¡Hasta el lunes!



 

lunes, 15 de noviembre de 2021

El valor de la diferencia

En estos últimos tiempos que vivimos se fomenta algo que no acabamos de entender... Las redes sociales, entre otras cosas, promueven un tipo de vida, una moda y unos objetivos que hacen que nuestros jóvenes, y no tan jóvenes, tengan como misión la consecución de un físico, un estilo de vestir, una talla determinada... Se fomenta el lujo, la belleza, la diversión. Todos deben tener carrera universitaria, alcanzar metas económicas altas y ser guapos y delgados. Las operaciones de estética aumentan entre la juventud para alcanzar ese ideal muchas veces cercano a ciertos famosos e "influencers". Esto está creando problemas en la autoestima y dificultades para gestionar cualquier tipo de fracaso, con el consiguiente aumento de visitas a psicólogos e incluso psiquiatras... Deberíamos poner trabas a este afán por ser todos tan perfectamente iguales. La belleza se alcanza de otra manera, a nuestro entender, y procurar que nuestros hijos lo entiendan está en nuestras manos, pero necesitamos la ayuda externa, en especial de los medios de comunicación. No somos iguales, ni física ni psíquicamente. Cada uno con sus posibilidades puede alcanzar metas importantes, de calidad y no de cantidad. Ponemos como ejemplo a las damajuanas. No todas tienen que ser verdes y homogéneas. Las hay de tantas formas, tamaños y colores que dan belleza al entorno por su diferencia. Igual que las personas: en su variedad está la virtud de aceptarse, valorarse y esforzarse por alcanzar objetivos que den sentido a sus vidas y a las de los que les rodean.













¿Os gustan las diferencias? Contadnos...





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