Los lazos humanos a veces se deshacen con facilidad. Lazos familiares, de amistad, laborales... Hay que saber que nada es para siempre, pero si se pone empeño, se cuidan los lazos, estos no llegan a romperse ni en las situaciones más desfavorables... Sabemos de ello, ambas, por motivos distintos. Por eso intentamos que las relaciones nocivas no nos afecten y las obviemos en la medida de lo posible, alentando, por contra, aquellas que nos aporten, y con las que demos sentido a una buena amistad, un buen amor, un buen compañero de trabajo, o un buen familiar. Una de nosotras, según la otra, es una "cuidadora nata", por ejemplo, de la amistad. Leal hasta el límite. La otra intenta aprender de la primera, y aunque su pereza le ponga trabas a hacer una simple llamada, poco a poco asume la importancia de los pequeños detalles, esos que alegran a propios y ajenos. Porque, al fin y al cabo, esto suele ser cosa de dos...
