Entre la cama y la pared...

Nuestra buena amiga Marisa nos comentó no hace mucho la necesidad de cambiar el cabecero de su dormitorio principal. Lo veía oscuro y  algo anticuado, y nos preguntó qué pondríamos nosotras.... Dijimos que lo pensaríamos y no hemos perdido el tiempo. Indagando conseguimos encontrar unas cuantas ideas que le pueden orientar, ideas con mucha personalidad pero sin perder ni un ápice de encanto...

Precisamente hace unos días hablábamos del escaso uso que se da a las camas de ochenta centímetros, y de la cantidad de cabeceros de esa medida que estaban desaprovechados. Pues fijaos que esta opción de unirlos para camas de uno cincuenta constituyen una elección de lo más acertada.¿No creéis?

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Otra alternativa bien económica es colocar una barra de cortinas a metro y medio del suelo y colgar en ella una colcha de patchwork, o una alfombra, una manta o incluso una mantelería antigua... Podéis ir cambiando según la estación, o incluso según vuestro estado de ánimo...

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Y qué decir de esta luminosa habitación...Aquí se ha usado un biombo, elemento que sirve para dividir ambientes, como marco para la cama, dando al entorno un aspecto de lo más elegante.

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Más ingenioso aún es utilizar una puerta en horizontal, y si además se le añade cualquier elemento decorativo como penacho, el conjunto queda de lo más original.

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Y para finalizar, una de espejos... para l@s que disfrutan viendo su imagen reflejada, por vanidad o fetichismo.... Esta opción es ideal para dar amplitud al dormitorio y para aumentar la luz, si es que es escasa, aunque este no es el caso...

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Hemos omitido los cabeceros de forja, los tapizados, con o sin capitoné, los doseles, las camas completas... Y es que la variedad es tan amplia que daría para varios post seguidos... ¿Cual de los expuestos os gusta más?